Es sabido que las grandes tendencias mundiales están regidas por un mismo patrón: “que sea fácil y que sea eficiente”. El desarrollo plataformas para que otro utilice lo que uno tiene pero no usa a cambio de dinero es algo bastante común. A la moda de alquilar un cuarto o un sillón, si es que se anda corto de efectivo, para hospedarse se ha sumado una nueva idea. A cambio de la módica suma de 10 euros por hora, los propietarios alquilan su dormitorio para que otra pareja tenga sexo. La experiencia puede llegar a incluir hasta un kit de placer, compuesto de preservativos de distintos sabores y toallitas higiénicas, para una mejor experiencia. Siempre con la metodología clara, llegar, pagar, usar y partir.
La disponibilidad de las distintas habitaciones se muestran en una página web a la que los usuarios pueden acceder y elegir según: disponibilidad o cercanía.
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