El Taoísmo es la clave milenaria del placer. Creada hace unos 2500 años por Lao- Tsé, esta filosofía enseña cómo mejorar la vida sexual y alcanzar la máxima excitación. Seleccionamos las tres posiciones que más aumentan el placer, a las que los monjes taoístas solían atribuir un poder de sanación.
El dragón. La chica debe levantar su pelvis para que el varón se introduzca ocho veces con poca profundidad y de manera tranquila, para estimular el punto G femenino, y luego debe hacerlo profundamente, dos veces más. Se sigue con este ritmo hasta que la mujer logre el orgasmo.
La cigarra. La mujer se acuesta boca abajo, pero con las piernas algo abiertas, y el hombre se coloca sobre su espalda. Es necesario que la dama levante un poco sus nalgas, quizá apoyada sobre un almohadón. El varón debe auto sostenerse apoyando sus brazos en la cama, sin descargar su peso sobre la mujer y realizar nueve penetraciones rápidas y repetirlas seis veces. Con estos movimientos, la chica logra una gran excitación y el orgasmo suele acelerarse.
El mono. La mujer se encuentra recostada de espaldas, y coloca sus piernas sobre los hombros del varón, que se arrodilla frente a ella. En esta postura también es el varón el que domina los movimientos, empujando profundamente, sin moverse. Si bien los movimientos son acotados, la contemplación de la excitación y el orgasmo del otro es lo que lo hace más hot.
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