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MúSICA | 01-04-2016 04:28

Semilleros rockeros de ayer y hoy

Todo muy lindo con Jagger y los suyos, los Rolling Stones la vienen a romper en un mega show en un estadio, pero hasta ellos comenzaron su carrera, en una cueva en Inglaterra. Sin ánimos de caer solamente en la nostalgia, en H repasamos algunas de los viejos semilleros de arte y nos preguntamos (y además intentamos responder) ¿Dónde están las nuevas usinas de rock?

La Cueva

La primera cueva, no podía ser otra que “La Cueva”. Estaba ubicada en Pueyrredon al 1700, en sus comienzos a principios de los 60 era un reducto más jazzero hasta que el rock se fue metiendo de a poco. Tuvo habitués destacados como Litto Nebbia, Moris, Tanguito, Claudio Gabis, Alejandro Medina y los periodistas Pipo Lernoud (creador de la revista Expreso Imaginario) y Miguel Grinberg. Los historiadores del rock recuerdan que el local tendría cinco metros de ancho por quince de largo, tenía mostrador largo, había algunos almohadones y sillones. El escenario era muy chico y bajó casi a la altura del público.

Entre sus ilustres visitantes estaban Sandro, Billy Bond, Litto Nebbia, Miguel Abuelo, Oscar Moro, Moris, Javier Martínez, Alejandro Medina y Tanguito. En La Cueva dieron sus primeros pasos. Por ejemplo,  Los Gatos y Manal. Generalmente las noches terminaban La Perla del Once, donde Nebbia y Tanguito compusieron el primer himno del rock argentino: La Balsa.

La Cueva fue clausurada en 1967 y después ahí se instaló una casa de venta de artículos de electricidad. Luego el edificio se demolió y construyeron departamentos.

Café Einstein

Ni más ni menos que Luca Prodan junto a Sumo inmortalizó a Sergio Ainsestein, Omar Chabán y Helmut Zieguer, dueños de Café Einstein, en su canción “Quiero dinero”.

El lugar estaba ubicado en un primer piso al que se accedía por escalera ubicada en Córdoba 2547 y tenía más pinta de casa que de local rockero. Era una especie de living grande con un escenario chiquito. En este lugar además de Sumo otra banda que se hizo fuerte fue Los Twist. En una entrevista para el diario Clarín, Pipo Cipolatti recordaba: “Lo pintamos de colores chocantes y sutiles al mismo tiempo y lo dejamos muy Art Decó. Como yo soy electrotécnico le hice toda la instalación eléctrica. Al galponcito sin luz que estaba en el fondo, por el fenómeno del alargue, le llevé electricidad y así pudimos ensayar Los Twist y Sumo. Recuerdo que hice el diseño de la primera entrada que decía: Einstein, cena, baile. Diviértase. Atendido por sus mozos”.

Parakultural

“Antes te enterabas de un lugar donde poder ir a ver bandas y nuevas movidas artísticas por el boca en boca o por algún flyer, y así conocí el Parakultural. Primero fui como público y después termine tocando, no recuerdo con que banda porque en esa época estaba con 4 a la vez, una época muy buena”, recuerda Leo De Cecco, baterista histórico de Attaque 77.

El Parakultural no era sólo un templo y cuna del rock, el teatro y otras expresiones artísticas tenían su lugar.  Desde Tortonese, Urdapilleta, Las Gambas al ajillo (En 2001 sacaron un libro titulado  "Las indepilables del Parakultural" sobre su carrera y su paso por el lugar), hasta Los Redondos, Riff y Virus tocaban en su escenario. En este lugar que arrancó como sala de ensayo y terminó como lo que se conoció. El Parakultural de Venezuela 330, el histórico, quedó reflejado, tal vez no de la mejor manera, en la letra de “El guacho pulenta”, canción de Comando Suicida que integró el recordadísimo disco “Invasión 88” que decía: “Che salame, che salame, che salame ¿A quién le ganaste? Si en El Parakultural vos cobraste”.

“No hay reemplazo para la corriente surgida del Parakultural de donde emergieron artistas como Batato y Urdapilleta hasta Sumo. Hoy todo está bastante más ‘politicamente’ encasillado” dice Hernán, cantante de Pampa Yakuza.

Cemento

En estados Unidos al 1200 esta lo que para muchos se conoció como el semillero del rock.

En 1985, Emir Omar Chabán gracias a un préstamo de su pareja de aquel entonces, la bomba ochentosa de Katja Alemann, abrieron Cemento. Gillespi, trompetista reconocido que tocó en grupos como Sumo, Las Pelotas, Divididos y hasta en el último regreso de Soda Stereo, recuerda los comienzos del local, con un crossover con otra cueva rockera:  “Yo toque el día que se inauguró Cemento. La gente del Parakultural y Chaban organizaron un show llamado ‘Subdesarrollou’, en el que yo tocaba la trompeta, además había actores y otras performances”.

La lista de bandas que comenzaron a hacer pie en el reducto de Chabn es interminable y se destacan grupos como Los Violadores, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Riff, La Renga, Sumo, Rata Blanca, Viejas Locas, Las Pelotas, Hermética, Los Piojos, Miranda!, Flema, Bersuit Vergarabat y Los Ratones Paranoicos. Attaque 77 tiene la particularidad de haber debutado en Cemento, Leo, baterista del grupo recuerda: “Cemento durante mucho tiempo era el lugar donde todas las bandas emergentes queríamos tocar. Era realmente el semillero de las nuevas bandas”.

Hoy el lugar que supo ser un bastión de la culturarockera, esta convertido en un galpón del gobierno de la ciudad. No hay nada que recuerde que en esas transpiradas paredes se respiró (con el aire más viciado de todos) mucha cultura. Diego Mancusi, periodista especializado en rock comenta: “Es una sensación contradictoria. Por un lado no hay duda de que representan hitos de la cultura argentina, y que las nuevas generaciones pasen por ahí sin enterarse de todo lo que se hizo puertas adentro parece una injusticia. Por otro, tiendo a renegar de reconocimientos oficiales y de todo lo que implique poner al rock en situación de museo. Quizás lo mejor sea rescatar la importancia de estos lugares desde los medios y por tradición oral más que solemnizarlos con placas y actos”.

Post Cromagnon, Cemento terminó cerrando definitivamente.

Die Schule

“El lugar era algo más estilo Berlín, mas punky. Era más chico pero mucho más logrado que Cemento tenía vida” afirma Gillespi sobre Die Shule, otro de los reductos de la órbita de Chabán.

Nuevamente y gracias al blog Steifri que reproduce un texto de la reista El Cazador coincide con Gillespi y agrega: “El espacio es bien grande, reproduce el clima oscuro y berlinesco de Cemento aunque con mejores espacios y comodidades. Hay dos o tres ambitos distintos, podes estar en el recital o podes quedarte en la barra o en los extraños reservados con ventanas y paredes falsas, hay escaleras, barra grande y mucho personaje raro dando vuelta. Hay teatro, rock and roll y menos aglomeraciones que Cemento”

Por el local de Alsina al 1700 desfilaron desde bandas de punk que duraron semanas hasta super consagrados que todavía no llegaban a llenar Cemento como La Renga y Los Piojos

Si Cemento era el semillero, Die Schule eran donde germinaban primero, los que empezaban a llenar Die Shule se subían a una autopista que te conducía directamente a la calle Estados Unidos.

Teatro Arlequines

“Es un espacio ideal para el rock and roll, pero siempre mal aprovechado. Cada tipo que se hace cargo decide mantenerlo peor que antes. Camarines destrozados, lugar con clima sucio siguiendo la costumbre de los 80s (¡Bolicheros iluminados, los 90s exigen ámbitos agradables y buen tratamiento a la gente!). No es competitivo, suciedad, baños fétidos, decoraciones de horror, bandas amontonadas, un criterio de ‘damier’. Pero el lugar está a la espera de que alguien lo trate bien y sepa hacer la convocatoria. Por ahora no se puede confiar en llenar la sala. No logran ponerlo dentro del circuito” este texto estaba en la Revista el Cazador Nº 1 de Octubre de 1992, como bien lo recupera el blog esteifri.com.

Arlequines fue cuna de la movida hardcore nacional. NDI, DAJ, BOD, EDO hicieron vibrar el lugar.  El lugar era una puerta de madera que al abrirse nos mostraba una larga escalera que nos llevaba al primer piso, increíblemente  con suelo de madera, donde estaban el escenario, la barra y los baños. Uno de los hechos más destacados de Arlequines fue la presentación del primer compilado hardcore argentino, llamado Mentes Abiertas, además tocaron otros emblemas internacionales como Biohazard, Sick of it all y Agnostic Front.

Obras

“Llegar a Obras fue muy grande para nosotros. En el 87 habíamos ido a ver a Ramones y 4 años después ese escenario estaba listo para nosotros. Fue muy emocionante” recuerda Leo de Cecco del primer Obras de Attaque 77, en la misma sintonía, Gillespi aporta: “Sumo sonaba seguido en la Rock & Pop estaba siendo una banda reconocida y cuando llegó la fecha en Obras fue lo más grande poder subirme a tocar con ellos. Igualmente era todo muy distinto. Obras era la consagración y eran solo 5 mil tickets. Hoy por ejemplo ‘Ciro y Los Persas, te hacen tres Vélez en un año”. Nicolás Igarzabal, periodista y autor del libro “Cemento. El semillero del rock”, hace una comparación entre ambos lugares, pero más desde el lado del público: “Obras era más como la consagración para los músicos, era como recibirse de banda grande. Ibas, veías la banda, y a las 12 de la noche ya estabas afuera, no había mucha mística, básicamente era una cancha de básquet. Cemento me gustaba más, era un lugar donde podías apropiártelo, y que podías estar toda la noche”

Actualmente el estadio de Obras de Avenida del Libertador 7395, goza de muy buena salud pero deportiva. El dueño de casa y San Lorenzo animan sus noches con los partidos de la Liga Nacional.

Figuras de la talla de Walter Herrmann o el ex entrenador de la selección Julio Lamas, hoy son los que se llevan los aplausos.

A pesar de que en la actualidad no hay recitales en Obras, desde la propia web oficial del club se saca chapa de lo que fue. “3 de noviembre de 1978. Una fecha que por sí sola no dice nada, pero que puesta en contexto tiene un significado emblemático. Fue el momento en el que el Rock conoció su casa, su dulce y cómodo hogar” dice un texto de prensa en el sitio online.

En Obras se sigue jugando en primera, solo se dejó de usar la púa y quedó la pelota naranja.

¿Y hoy?

Entre tanto revisionismo, en H no quedemos dejar afuera el presente, tampoco queremos que nos tomen como unos viejos nostálgicos y por eso nos planteamos la pregunta ¿De dónde surge lo nuevo en el rock argento? Hernán Panessi, periodista y gran promotor de la cultura joven aporta: “Desde hace un tiempo, el gran aporte viene del lado de los Festipulenta, unos recitales curados por gente del palo que funcionan como radar de lo nuevo. Ahora están en un parate. Por salud de la movida, necesitamos que sigan. A su vez, creo que hay que prestarle mucha atención al ciclo itinerario “Muere Monstruo Muere”, que combina música, cine, performances y videojuegos”.

En su programa de radio Fan de los domingos en Radio Colmena, promueven compilados con bandas emergentes como Bestia Bebe y hasta El Mató un policía motorizado, que gracias a esa movida terminaron sonando por ejemplo en radio super masivas como Metro. “Somos absolutos fanáticos de ‘Invasión 88’ y poder armar estos compilados fue una suerte de reparación histórica. Se vienen muchos compilados más. Ya estamos preparando, por lo menos, otros dos para este año” agrega Panessi.

Hernán Saravia de Pampa Yakuza aporta su visión como músico: “La vidriera para las bandas hoy pasa más por las redes sociales. Son espacios democráticos que permiten llegar a la mayor diversidad de público con una inmediatez absoluta. Eso no suplanta los escenarios pero son ámbitos donde se vienen cocinando las nuevas tendencias”.

Con respecto a las redes sociales Diego Mancusi opina: “Todos los días nos cruzamos con cientos de tuits o posteos de Facebook de bandas que suben sus temas o promocionan sus shows, pero nos interesamos por unos pocos. Lo que hay que lograr es que llegue gente nueva a parar la oreja y, ahí sí, a seguirte en redes sociales. Y eso se logra de una sola forma: tocando mucho”.

Gillespi aporta: “ Es raro, o sea, es claro que hay algo bueno ahí, peor a veces escuchas pibes que te dicen ‘me escucharon 300mil personas en bandcamp’ y está bien, pero el tema es cuanto te sirve eso, después ¿Te van a ver en vivo?”.

El periodista Nicolás Igarzabal afirma: “Matienzo, el Salón Pueyrredón y Makena, son pequeños semilleros, sobre todo para la escena indie, hay muchas bandas interesantes detrás, como El Perrodiablo y Los Espíritus”. Además agrega un concepto muy parecido a lo que pasaba con Chabán: “Es necesario que aparezcan tipos con mucha cabeza y humor al frente de un local, como si hoy Capusotto regenteara Matienzo y estuviera ahí en la puerta o en la barra cuando entrás, haciendo chistes y performances”.

Leo De Cecco abre más el panorama fuera de lo que es capital federal y destaca lugares como XRL de San Miguel o Circus de San Justo.

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