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ENTREVISTAS | 01-09-2012 20:03

Preguntas & Respuestas: Cuarteto de Nos

Emblema uruguayo, el grupo habla de su presente y el fin de una etapa.

Por Yumber Vera Rojas

En 2006, al igual que los gallos, a Roberto Musso le llegó su hora. Bastó que cambiara el labrado de las letras y se buscara a uno de los mejores productores del Río de la Plata, su compatriota Juan Campodónico, alumno sobresaliente de Gustavo Santaolalla en ese quehacer, para que el grupo que capitanea abandonara el ostracismo que lo tenía clasificado tan sólo para una elite montevideana, y, tras 22 años de curtir la serie A del rock uruguayo, finalmente, de la misma forma que sucedió con Banfield, Lanús o Arsenal en el verde pasto de esta orilla, se coronara campeón de la música popular de su país.

Si antes era importante en la nación oriental, hoy es uno de los grandes de América Latina, siguiendo lo pasos de Peñarol y Nacional, de La Vela Puerca y No Te Va Gustar. No obstante, el cantante y guitarrista de El Cuarteto de Nos acaba de anunciar el fin de un ciclo dominado por el éxito, las patologías, el bestialismo preescolar, las métricas lascivas y el pop libertario, con la aparición de Porfiado, el tercer trabajo una saga iniciada por Raro y secundada por Bipolar, que presentó en el Luna Park en junio, a 20 años de su primer desembarco en la capital porteña.

Su nuevo álbum es el número 13 de su discografía, y fue definido por ustedes como el “último del ciclo”. ¿A qué se refieren?

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Es cierto, lo del cierre quedó muy ahí. En realidad, hablamos del final de una trilogía, porque Porfiado es el tercero de una saga que empezó con Raro (2006), el disco que inauguró esta etapa nueva en el Cuarteto, y siguió con Bipolar (2009), que tiene una identidad propia muy fuerte. Sin embargo, no está todo dicho. Quizá el próximo trabajo baje la persiana de una tetralogía.

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A lo largo de estos tres discos, te alzaste como el mejor rapero del Río de la Plata. ¿Cómo hiciste para cantar y respirar al mismo tiempo? Convengamos que los tuyos son temas largos.

Me llevó muchísimo trabajo. Pero todo se basó en que soy bastante obsesivo con situar cada frase y cada palabra en las canciones. Así me armé mi estilo. Vos viste que no son rimas para mediamente rellenar, o para que suenen bien. Pretendo que agreguen información a la canción, y, en ese aspecto, más allá de que rimen o no, me gusta usar palabras muy contemporáneas, que dentro de poco van a pasar de moda, con las que son viejas. O personajes. Es un balance que busco mucho. En Porfiado, conscientemente intenté buscar una forma distinta de que decir más cosas con menos palabras, que es bastante complicado.

Entonces sos un cazador de palabras… ¿Cuál fue la última con la que te encaprichaste?

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La que quería meter en Porfiado era “encefalograma”, que se encuentra en la canción Sólo estoy sobreviviendo. La tenía escita, pues me gusta usar palabras que suenen bien. Así que fue todo un reto.

Tus canciones siguen manteniendo ese encanto muy del comedy rock de los televisivos Flight of the Conchords, o de la escuela rioplatense de Les Luthiers y Leo Ma slíah. ¿Te cagás de la risa cuando las hacés?

Nos sentimos de ese palo. Y es que para mí también es importante todo lo que no sea música. En el caso del Cuarteto, tenemos como referentes desde Monty Python hasta Woody Allen.

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¿Los personajes de tus canciones están basados en vos?

Hasta cierto punto. Cuando encuentro el concepto que deseo desarrollar o él protagonista que quiero pintar en las canciones, es porque en algún momento sentí la emoción que describo. Los temas los llevo a un límite, a un personaje que es posible, pero no muy creíble. Como el grandulón que me sometía en la escuela o mis padres. Creo que por eso llegan a la gente.

¡Hacés catarsis colectiva!

Algo así…

A vos y a tu hermano Riki se los compara con los Gallagher, sobre todo luego de que éste dejara el grupo. ¿cómo fue la vida el Cuarteto el día después que se fue?

Si bien Porfiado es el primer disco que grabamos sin Riki, ya estábamos tocando con la nueva formación desde hace tres años. Su alejamiento se produjo tras la grabación de Bipolar, y es la vida entera de una banda. No obstante, siento que ya pasó mucho tiempo. Para mí fue más duro encarar los primeros shows sin él, que hacer el álbum.

¿Seguís laburando como ingeniero en sistemas o ya vivís de la música?

Me recibí de ingeniero, me gusta muchísimo, y cuando puedo y tengo tiempo, con algunos compañeros de la facultad, me meto en emprendimientos. Ahora le dedico más tiempo a la música, pero es un cable a tierra importante. Es otro mundo, con gente distinta.

Cuando tus colegas ingenieros ven que ahora sos una estrella de rock, ¿qué te dicen? ¿Se refieren a los que hacés como “la música de su época”?

Siempre critiqué eso. No sé qué es mi época. La mayoría lo relaciona a cuando eran jóvenes veinteañeros. Pero la mía es ahora. Es gente que se quedó en el pasado, pelada y gorda.

¿En qué momento te diste cuenta de que la realidad superaba a la fantasía?

Poco después de Raro. Cuando renové el pasaporte, porque pasé de profesión ingeniero a músico.

¿Hoy te escondés de los fans, por lo menos en Montevideo?

Me saludan por la calle, me piden fotos o autógrafos. Pero es gente muy educada en ese sentido. Además, no te vas a encontrar con ninguno de los del grupo haciendo de rockstar. Pero en algo te tuvo que cambiar la popularidad. En que soy menos tímido que cuando era pibe.

¿Qué te pasó por la cabeza cuando murió Marcel Cruchet, el baterista de No Te Va Gustar? ¿Flasheaste con los peligros del rock?

Estábamos en Venezuela cuando supimos la noticia. Hay muy buena relación tanto con ellos como con La Vela Puerca. Pero si bien no había una amistad muy fuerte con él, existía la camaradería. Nos golpeó muchísimo por ese lado, y más porque nos enteramos justamente en el medio de una gira. Lo que lo traspolás a que le puede pasar a cualquiera en el momento menos pensado. Fueron días complicados.

Porfiado aparece en un momento en el que Uruguay se tornó en un paradigma político y social, especialmente tras la aprobación de la ley para la despenalización del consumo y venta de la marihuana. Luego de esto, la popularidad de Pepe Mujica se disparó. ¿Están contentos con él?

Hay muchísimos ángulos desde los que podés opinar a favor o en contra. Uno de los puntos altos que ha tenido este gobierno es el manejo de los derechos humanos, los juicios de crímenes de la última dictadura uruguaya. Después, con el tema económico, se está mejor que hace muchos años. Pero puntualmente sobre lo que me preguntás, yo, que no soy consumidor, estoy totalmente de acuerdo con el proyecto para que liberen la venta de la marihuana.

Así que nos descartás que la tetralogía del Cuarteto cierre con un tema que sintonice con la apertura que experimentan al otro lado del Río de la Plata.

No lo sé. Estoy disfrutando de lo que sucede hoy con las nuevas canciones. Lo que sí te puedo decir es que muchísima gente se siente identificada con nuestros temas porque necesita que le digan cosas diferentes. Desde hace un tiempo, se subestimó la letra en el pop y el rock, y yo he redoblado la apuesta lo más que puedo.

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