Friday 26 de April de 2024
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SIN CATEGORíA | 16-03-2017 16:42

¿Dónde esconden el Punto G los varones?

Es un tema tabú en el goce de los hombres. Mitos y verdades en un camino de ida hacia el placer.

El botón del placer infinito no es sólo patrimonio de las mujeres. Los hombres también tenemos nuestro punto G. Y aunque su localización encierre ciertos tabúes (por su ubicación), esta “hoja de ruta” te demostrará cómo las posibilidades del goce son ilimitadas. Después, si optás por esta o cualquier otra variante, es tu tema.

ZONA DE RIESGO

Cuando se habla del punto G masculino, se remite a la región prostática. Y la polémica surge enseguida por el lugar donde está ubicado el botón del placer. No es sencillo acceder: para eso hay que realizar una introducción anal digital. ¿¡¡¡What!!!? Sí, hay que tocar a través de las paredes del recto. Por eso, para llegar hay que estar dispuesto. Y olvidarte de los rollos que te dan vueltas por la cabeza. Si no, te vas a sentir como el culo, je.

POR LO BAJO

La glándula prostática está debajo de la vejiga y recubre la uretra -el conducto que va de la vejiga al pene y conecta con el exterior por el meato uretral-, tiene forma redondeada y el tamaño de una almendra grande. Por ahí circulan la orina y el semen; en este último caso la próstata es la que produce el volumen mayor del eyaculado. Al contraerse en el momento del orgasmo, se descarga en el conducto y el líquido que vierte va hacia el exterior.

ABRAN PASO

Quienes lo practicaron aseguran que “existe una mayor excitación con la estimulación y masaje de este punto, provocando una erección más rápida y una mayor intensidad en la respuesta orgásmica, con un eyaculado de chorro continuo y vigoroso”. ¡Glubbb!! “Me encanta que mi pareja me toque por atrás mientras me estimula con la boca y con la mano el pene. Es una sensación incomparable, así tengo los mejores orgasmos”, cuenta un gerente de 32 años

CURIOSITY

Si te picó la curiosidad y te animás a hacerlo, avanti nomás. Para empezar, se debe lubricar la zona. Los médicos recomiendan usar algún gel o lubricante. Pero la idea de usarlo en forma anal en lugar de enbadurnarte el pene puede hacer que se te vayan todas las ganas de intentarlo. Una variante hot es una buena chupada. Es más, en la mayoría de los casos, la estimulación “lingüística” suele ser suficiente para desencadenar el orgasmo. Y la penetración rectal nunca se da de una. Por el contrario, la estimulación periférica del área por el tacto mientras se produce sexo oral es otra constante: el dedo (de ella, of course) sólo se abrirá paso cuando quiera, o quieras, que todo acabe. Es un touch and go...milk. En el momento de la introducción del dedito, los sexólogos apuntan que es conveniente utilizar un preservativo, para evitar lastimarse. Según los especialistas hay que introducir el dedito unos cinco centímetros (ouch), presionando hacia adelante (hacia el pene). Allí hay una especie de botoncito, como una nuez o un carozo. Bueno, eso es el punto G. ¡Ni más ni menos! Es cierto que podés decir: “¡A mí el dedo por el culo nadie me lo mete!”. Ok, nadie te obliga. Pero es para que sepas de qué se trata y nadie te agarre por sorpresa.

SER O NO SER

En cuanto al placer que produce, cientos de miles de varones gays están ahí para dar crédito. Y ése parece ser el mayor problema a la hora de ampliar las posibilidades del placer para los hetero. “Esto que quizás puede parecer extraño o raro, lo llevan a cabo muchos hombres heterosexuales. Incluso con el empleo de algún juguete... mirá que las parejas acá compran mucho, eh”, comenta el dueño de un sex shop. En el mítico miedo a “convertirse” en homosexual (!!??) radica uno de los grandes conflictos de los varones. Muchos no aceptan que su pareja hetero los estimule en la zona anal y la pregunta, algo incómoda, surge enseguida: ¿es por temor a que les guste y eso despierte fantasías homosexuales?. “Para el hombre es un tema totalmente tabú. Existen muchos prejuicios. Pero el acto no debe alejarse del contexto. Es falso creer que un varón sea homo porque le gusta que su pareja le toque el ano. Simplemente es una elección”, explica una sexóloga que suele recibir consultas de mujeres temerosas de que su pareja sea gay porque les piden que metan el dedo. Según Alicia Gallotti, autora del libro “Kama-Sutra para el hombre. Cómo volverlo loco”, muchos renuncian a experimentar esa sensación porque piensan que es una práctica que llevan a cabo las parejas homos. “Hay parejas hetero que utilizan la práctica de introducirse mutuamente los dedos en el ano: esto puede resultar muy excitante y no es “algo de gays”. En términos freudianos, el homoerotismo no se define por una práctica sino por la elección de objeto sexual que se lleva a cabo. En todo caso, sería una variación dentro del acto amoroso hetero”, tranquiliza la sexologa. Un problema que surge seguido es cómo introducir (con perdón) el tema en la pareja. “En general es bien aceptado por las mujeres porque a ellas les gusta sentir que penetran. Les produce una sensación de posesión y dominación. El conflicto de los hombres es que sienten que si dicen “me gusta esto y lo otro”, dan señales de debilidad. El no hablar ciertas cosas lleva a fracasos, malentendidos, confusiones o, más simplemente, a no poder descubrir nuevas formas y zonas de placer”, apuntan los especialistas.

La conclusión es que el punto G masculino es un componente más del juego sexual. Un juego donde las reglas las pone uno mismo. Es cierto que salvando casos de autoerotismo sofisticado, siempre necesitaremos de una mano de mujer (de un dedo, en este caso). Pero llegar al placer es un juego de a dos. Ese es el objetivo.

SUPERFICIES DE PLACER

Los puntos de excitación en los hombres no se limitan a la zona genital. Pero vale la pena volver a transitar ese “mapa”. Una zona donde experimentar es la del frenillo, que no es ningún freno sino todo lo contrario, y está situado en la zona inferior de la punta del pene. Los testículos también son una región erógena por excelencia. Y aunque ellas no lo sepan a menos que uno lo pida, es cierto que los hombres se pueden excitar en las tetillas. Aunque parezca obvio, muchas veces hay un gran olvidado que es el beso: hay varones que descuidan esto como estimulación erógena con su pareja y muchas mujeres se quejan de que ellos “no las besan en los labios”.

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