¡Mirá lo que dice la ciencia!
La capacidad que tiene el ser humano para poder entender cuales fueron los factores que determinaron el presente actual solo puede ser desarrollada mediante el conocimiento científico. Recientemente un estudio publicado en la prestigiosa revista Science Advances ha permitido establecer que la sonrisa fue un factor diferencial a la hora de la selección de pareja para la reproducción durante la prehistoria.
El equipo científico de la Universidad de
Milán, encabezado por Matteo Zanella, recopiló datos genéticos de células
madres humanas tomadas de los restos de ejemplares neandertales y denisovano,
que habitaron la tierra hace 230 mil años. El estudio se centro en el gen
BAZ1B, gen fundamental para el desarrollo de expresiones faciales. Según se
pudo observar, aquellos especímenes que tuvieran el gen más desarrollado eran
capaces de transmitir mas expresiones mediante gestos faciales. Un ejemplo
claro de la efectividad de este gen se puede ver en la comparación entre lobos
y perros. Dado que los perros presentan el gen BZA1B en su estructura celular,
fueron capaces de desarrollar dos músculos que permiten el cierre o apertura de
los ojos otorgándole la posibilidad de realizar gestos. De manera contraria,
los lobos, gracias a la usencia de este gen, no son capaces de mover los ojos
de igual manera que los perros.
Gracias a la presencia del gen BZA1B,
tanto los neandertales y los denisovano, pudieron desarrollar el gesto de la
sonrisa, expresión que transmitía “amabilidad” a la hora de entablar el proceso
de la conquista.
Siendo capaces de sonreír, gracias a una
genética más desarrollada, aquellos especímenes fueron capaces de reproducirse
con mayor éxito marginando a aquellos que no tenían el gen del todo
desarrollado o presente. Este proceso de selección natural volvió a la sonrisa
un factor diferencial a la hora de transmitir amabilidad.
Como si esto fuese poco, el estudio
explica que la importancia de la sonrisa a la hora de la reproducción provocó
cambios en las proporciones de la cara. Un afinamiento en la nariz y un
ensanchamiento de los labios fueron las adaptaciones que la cara, de los
hombres y las mujeres, sufrieron para acentuar el gesto de amabilidad necesario
para tener éxito a la hora de reproducirse.
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