En China y en algunos países cercanos, influidos por su cultura, existe la extraña tradición de llevar strippers o bailarinas exóticas a los funerales, una extraña demostración de estatus y probablemente un resabio de antiguos ritos de fertilidad. Cada tanto el Ministerio de Cultura chino busca frenar esta costumbre, pero no logra tener éxito.
Recientemente se reavivó la campaña de las autoridades para terminar con esta práctica en las provincias que la tienen más arraigada. El gobierno de China considera que esta costumbre es obscena y pornográfica, y convierte a los funerales en vulgares espectáculos. "El público es llevado al clímax, alaridos, risa, aplausos y maldiciones se mezclan".
Lejos de la solemnidad y la tristeza a la que estamos acostumbrados en los funerales occidentales, en los sepelios de China y de Taiwán desfilan carrozas florales con jóvenes strippers bailándole a la muerte, girando eróticamente con música pop. Se considera que la intención es enviar el espíritu de la persona fallecida al siguiente mundo con una sonrisa.
La contratación de las strippers es, de alguna manera, una forma de asegurarse que el funeral sea concurrido y que muchas personas rindan tributo al finado. Hay quienes creen que al hacer esto, se crea un rito propiciatorio a favor de que se cumpla el deseo de la persona muerta de tener abundante descendencia. Por eso, en ocasiones es la misma esposa quien contrata a las bailarinas. Los funerales también son usados como un despliegue de riqueza en ciertos lugares.
Ya lo había sugerido Freud: el impulso de vida y el impulso de muerte son, en el fondo, dos caras de la misma moneda. Y esto es algo que, consciente o inconscientemente, se muestra en estos funerales.
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